miércoles, 27 de febrero de 2013

ENTREGADO

 



Mi adorable DUEÑA,
ya he perdido la noción de donde están los limites,
es que ya no tiene importancia saberlo,
me hundiré de su mano en cuanto escenario me proponga.

Ya no queda bastión por conquistar,
todo mi ser se ha rendido,
solo queda entregarme a su sadismo
para que ambos disfrutemos de lo perro arrastrado que soy, su perro, solo suyo.

Quiero DOLOR, quiero SUFRIR, quiero SANGRAR para y por usted.

Quiero ese DOLOR emocional
que cada vez es más intenso
y que con tanto placer ambos disfrutamos cada uno desde su rol.

QUIERO MAS

Quiero terminar llorando a sus pies agradeciendo por tanto sufrimiento

Rogando
por mas tortura,
mas degradante,
hasta que mi alma se desmaye de tanto dolor y placer.

Acá esta su esclavo hijo de mil puta,
su perro faldero, su basura, su felpudo, su cornudo de mierda

LA espero con mi yugular en bandeja.

Ya no queda nada mas




Solo disfrutar de tan delicioso DOLOR

PIDO DOLOR




Me hierve la sangre cuando siento ese dolor profundo
el sabor exquisito de sentirme humillado,
donde mi raciocinio que poco que me queda
 se niega en pequeñas batallas
sabiendo que en un suspiro caerá de rodillas,
Mientras mi Alma ruega a gritos por mas dolor,
de ese que duele en el corazón y hiere el Alma sin retorno.
Ese dolor genuino,
aquel que las entrañas se retuercen,
aquel donde las lágrimas no encuentran lugar,
aquel al que uno se detiene a ofrecerse mansamente..

QUIERO DOLOR
PIDO DOLOR
NECESITO QUE ME DES MAS DOLOR

miércoles, 20 de febrero de 2013

Así será nuestra noche de bodas



1º.- Primero. Como has sido un chico bueno y durante nuestro noviazgo has respetado mi deseo de no follar contigo, de ir virgen al matrimonio,  me desvestirás con devoción, adorando todas las partes de mi cuerpo y besando la ropa que me quites. Podrás por fin lamer y besar mis pies.



 2º.- Luego te desnudarás tú y te pondrás el cinturón de castidad, mientras sigues desvistiéndome con fervor, porque por fin vas a poder tocar alguna parte de mi cuerpo, ya que durante nuestro noviazgo has sido un chico bueno y casto.


3º.- Luego llamarás a mi ex-novio y lo invitarás a pasar para que yo me caliente con él, le saque la leche, la deposite en una copa y brinde con su semen de macho por nuestro amor, por nuestra nueva vida de feliz matrimonio.


 4º.- Y finalmente llamarás a mi macho actual, a un amante del que tú no sabías que existe y con el que te he estado poniendo los cuernos desde el día en que te conocí,  para que entre los dos me follen toda la noche, mientras tú miras de rodillas en un rincón como te hago cornudo desde el primer día de nuestro feliz matrimonio. Serás cornudo desde el primer día y eso recordarás el resto de tu vida cuando veas las fotos de nuestra boda. Y sobre todo cuando veas y compruebes que tú jamás podrás follarme porque mi coño, mi culo y mis tetas son para otros machos. Para todos menos para ti.


Eso me has explicado mediante estas fotos que me has ido enseñando, cuando te he pedido de rodillas que te cases conmigo.
- ¿Sigues queriendo casarte conmigo? -me has preguntado
- Sí, por favor. te lo suplico -te he contestado.





















sábado, 9 de febrero de 2013

Tu Tienda En Casa




         PROXIMAMENTE

Gracias por tu regalo de bodas



Gracias, cornudo mío, por este regalo de boda que me has hecho. En nuestra luna de miel te has portado como un buen marido; un maridito que ama a su mujer con locura y se vuelve loco por hacerla feliz, por darle lo que ella quiere y necesita. La polla de un verdadero macho porque tú no eres más que un hombrecito con pilila de niño que no puede hacer feliz a una hembra como yo. 

Y además te gusta sufrir por mí, así que  miel sobre hojuelas, cornudo,  porque a mi me encanta hacerte sufrir. Sobre todo al ver que cuando te azoto el culo después de hacerte cornudo, tienes la polla más dura aún. Cuando más te azoto y te humillo llamándote cornudo y cabrón, más gozas y te excitas, más dura se te pone. 

Aunque ni en ese caso puedes follarme porque cuando a ti se te pone muy dura, no alcanza el mínimo que yo requiero en un hombre, es decir, una polla reglamentaria, de macho de verdad, no de putita sumisa y cornuda como tú.Vas a pasar la mejor noche de bodas del mundo. La noche de bodas cornuda.

martes, 5 de febrero de 2013

Déjame jugosa para que él me disfrute



Ven, acércate y lame. Sin miedo. Mete por fin tu lengua, mi querido cornudo, y lámeme el coño para excitarme, para dejarme mojada y jugosa,  y que mi macho me encuentre a punto, en su jugo. En mis jugos. Ven y déjame jugosa para él. Sé que te excita;  sé que te pone mucho excitarme para él, para que me goce otro, para que me folle otro macho. Para que otra polla penetre el coño de tu mujercita y se la folle bien follada. Te excita, cornudo. Los dos lo sabemos desde novios, cuando pegaste el gatillazo y te la puse dura contándome lo que había hecho con mis anteriores parejas. Porque al oírme se te puso dura, muy dura. Y los dos supimos qué te pasaba. Y qué me pasaba.

Pero no dejes de lamer, cornudo, sigue lamiendo mi coño. Porque como te iba diciendo, hasta entonces  yo jamás había gozado contigo. No es que la tengas pequeña, que la tienes en comparación con mi macho,  es que eres muy romántico y sensible y haces el amor, pero no sabes follar. No sabes tratar a una hembra como yo. No sabes como se folla a una mujer ardiente y pasional. Como se trata a una zorrita como yo que necesita que le den duro, que le den caña, que la follen bien follada y sin remilgos ni miramientos.

Pero no pares, cornudo y sigue lamiendo que quiero que me dejes jugosa para él, para mi macho. Porque te decía, y digo, que para dormir quiero ternuras, pero para gozar quiero follar. Y tú, mi querido cornudo, no sabes follar. Sólo sabes hacer el amor, pero de follar no tienes ni idea. Por eso Abel me folla tan bien, porque es un hombre de verdad, un verdadero macho. Porque él no se pone mis bragas como tú, ni hace la comida, ni realiza todas las labores domésticas como tú haces. Él es un macho de la vieja escuela, a lo bestia, que coge a una mujer como yo, la folla, la disfruta y la deja. Sabes como tratarme, como darme placer, como usarme.


Así que sigue lamiendo mi coño, sigue excitándome, cornudo, y déjame preparada y jugosa para él, para que él me disfrute, para que él me folle, para que él me use a su gusto y capricho porque sabe que soy suya, que cuando veo su polla me rindo, me abro de piernas y le ofrezco mi coño como una perra para que lo monte y disfrute. Es mi semental, cornudo, mi hombre, mi macho, mi verdadero placer. Pero no pares, cornudo, no pares de lamerme el coño que saco la fusta del armario ye dejo el culo rojo, como tanto te gusta.

Aunque mejor no, que sé que gozas mucho cuando te azoto el culo y te me distraes de lo principal, de  excitarme para que mi macho me use y me folle, para que él me disfrute, cornudo, porque tú no sabes tratar a una mujer. Eres muy tierno y cariñoso, y yo necesito un macho que me dé caña, que me trate con dureza, que me tome por muna mujer de verdad y me folle sin miramientos, sin miedo. Follada y bien follada que es lo que  yo deseo.


 Y tú también, cornudo. Tú también lo deseas. Te excita verme follada por otro, que goce con otra polla. No sabes gozar de otra manera que no sea con esa humillación, con saberte macho inferior. Eso te pone, te excita y te la pone dura. Te gusta que te humille y que  te haga cornudo, y cabrón,  y que te lo diga constantemente. Y te lo digo. Te lo digo todos los días pues ya no te llamo por tu nombre de pila, sino por “cornudo esto”, “cornudo lo otro”. Incluso te llamo al trabajo y te digo lo cornudo que eres. Y te escribo correos con muchos cornudos y cabrones. Porque sé que lo necesitas. Sé que necesitas que te humille como hombre para poder vivir. Lo  necesitas como el aire que respiras.

 Pero para. Deja ya de lamerme el coño, cornudo. Para porque han llamado a la puerta. Ve a abrir, pero antes ponte mis braguitas para que mi macho vea que aquí  él es el único hombre, el único macho que existe. Para que sepa que es el rey de la casa. Y de mi coño.

lunes, 4 de febrero de 2013

Shara Dom y su cornudo favoriito (II)

 

 


Luego volvimos cada uno a nuestro trabajo y así seguimos por algunos meses, carteándonos por e-mail, hasta que un día me comentó que su jefe le había propuesto un trato. "Yo te amo, cornudo mío, pero ese hombre me vuelve loca de excitación, no es impotente como tú y además me ha propuesto una idea que nos va a permitir estar juntos en el futuro".

Según me comentó él le había propuesto un traslado a la ciudad en la que yo vivía con la condición de que fuese su amante aquí durante un año. En ese tiempo yo sería su marido cornudo, no podía tocarla, ni vivir con ella, porque ella sólo viviría para su amante. Me llamó por teléfono y me lo comentó. Y yo le respondí que lo entendía y le dije que sí, que consentía en aquel acuerdo.
- ¿Qué dices cornudo mío?.
- Que consiento.
- ¿Qué consientes?.
- Que te acuestes con tu macho y que me pongas los cuernos.
- ¿Quieres ser cornudo?
- Sí, quiero.
- ¿Qué quieres?.
- Quiero que me pongas los cuernos
- Por qué
- Porque así te amaré más.
- Pero ya sabes, cornudo mío, que pese a que me acueste con él tu no puedes tener placer, ni tocarte, ni tan siquiera mirar a otra mujer por la calle. Y que JAMÁS follarás conmigo y tu ridículo pene jamás rozara mi coño. Y pese a ello, ¿aceptas ser mi cornudo sumiso?
- Sí, lo acepto.

- ¿Qué aceptas?
- Ser tu cornudo impotente.
-¿Te gusta que mientras tu mujer te pone los cuernos con otro, tiene placer con otro, tú no puedas ni acariciarte sin mi permiso?
- Sí, me gusta y me excita mucho.
- Por qué.
- Porque soy tu cornudo impotente.
- Y porque te gusta sufrir por mí.
- Sí, Shara, me excita que me hagas sufrir.
- Y porque cuanto más cornudo te haga me querrás más, verdad.
- Sí, Shara, cuanto más cornudo me hagas, más goces tú y más me impidas a mi gozar, más te amaré.
- Entonces tendré que hacerte muy cornudo amor mío, porque quiero que me ames con toda tu alma.

Así fue como ella se trasladó a mi ciudad  a trabajar y a vivir en el piso de su amante, que al final del tiempo pactado sería de ella.. Yo sólo podía visitarla algunos domingos que él no estaba, para dejar que ella me pusiera sus braguitas usadas y poder así sentirla junto a mi polla en todos los momentos del día al estar en contacto con la tela que había tocado su adorable sexo. Sólo me permitía ese contacto con su sexo. A través de la tela.

Y también me permitía lamerla y lamerla, labor a la que me entregaba con frenesí y devoción, aunque supiera que el excitarla más con mis lamidas, serviría para que ella más gozara luego con su amante. Pero me sentía feliz porque cuando estaba junto a ella, y me quitaba el cinturón de castidad para acariciarme con sus pies mi pito, veía en el brillo de sus ojos que era feliz y que estaba satisfecha. Luego me colocaba a cuatro patas sobre la mesa, me azotaba el culo, se ponía un guante negro de esos largos y me acariciaba y apretaba las pelotas, para ver como estaba su semen, su leche hidratante como ella lo llamaba, porque la utilizaba para mantener tersa la piel de sus pies. 


Me las estiraba, las estrujaba, las apretaba, las comprimía y cuando comprobaba el estado de su carga, decidía o no ordeñarme según la simiente que hubiera encontrado en ella. Casi siempre se mostraba huraña e insatisfecha porque decía que generaba poco producto, y como sabía que cuando más excitado estaba más leche producía, decidió excitarme más para que su despensa estuviera más llena. Y aquí es donde entraba la personalidad de mi esposa Shara porque ella me conocía profundamente y sabía que es lo que más me excitaba.

- Voy a tener que ponerte más los cuernos en tu presencia, cornudo mío, -me solía decir-, porque sé que lo que más te excita es verme en brazos de otro, follada por otro y que te humille al hacerte cornudo. Así tendré suficiente semen para que mis pies estén más bonitos.

Y entonces me hacía asistir a sus cogidas con su amante para tenerme más excitado y que produjera más de su producto. Y yo la veía allí con él, y me humillaba ante ella diciéndole lo que a ella le gustaba tanto: Sí mi querida Shara, -le decía animándola-, goza cuanto quieras porque yo te  amo tanto, con tal entrega y sumisión, que soy feliz sufriendo humillado para que tú  goces, porque me excita verte gozar con él, llena de su gorda polla, corriéndote como una loca con  un macho que te merece, que es hombre, que no es impotente masoquista como yo.
- Que bien follas con él mi ama, que placer veo que sientes, que delicia saberme cada día más cornudo para que tú  goces. Que bella estás disfrutando con otras pollas y que cara de felicidad se te ve, mi ama, que hermosa estás  cuando follas con un verdadero macho. Porque hacerme cornudo impotente te hace más bella. Mucho más.


Pero ella era muy mujer/mujer y necesita estar muy satisfecha por lo que a veces no le basta con su amante y me hacía buscarle un gigoló para satisfacerla, que por supuesto pagaba yo. Y si el que le  había  buscado no le rendía lo suficiente, no la satisfacía plenamente, cuando él se marcha me doblaba sobre sus rodillas y me azotaba el culo inclemente, mientras me decía  que la próxima vez le buscara un macho mejor. Y yo tan feliz, porque es que la quería  tanto que siempre quiero lo mejor para ella.

Ya ha pasado el año y su amante ya no está con ella porque mi querida Shara se ha cansado de él. Ahora le gustan otros más variados, los que conoce por bares y discotecas que trae a casa para presentármelos y para follar con ellos, mientras que yo la contemplo tan bella, tan guapa, porque cuanto más cornudo me hace más bella está.

Shara Dom y su cornudo favorito (I)



Conocí a mi querida  Shara Dom  en Internet hace ya como dos años porque ella había leído algunos relatos míos en la web  y le habían interesado algunos. Me escribió y le confesé mis más íntimos secretos, mis anhelos de sumisión a una mujer y que ella me hiciera cornudo como una situación natural. Ella me confesó que tenía experiencia, que a todos sus ex los había hecho cornudos y que tenía experiencia en la sumisión de los tíos. Me fascinó desde el primer momento.

Ella es de otro lugar y nuestra  relación ha sido hasta ahora por Internet y por medio de e-mail. He de confesar que mi querida Shara tiene los ojos negros, muy negros y una mirada de esas que te dejan helado y que te llevan a postrarte ante ella y a decir algo así como "soy suyo Shara, puedes hacer conmigo lo que quieras". Tiene el pelo negro  y una sabrosos labios que le dan un atractivo muy especial pues luce un lunar en la comisura.

Y sobre todo, es de una plecara inteligencia y lucidez que la hacen una mujer maravillosa para adorar, reverenciar y postrarse ante ella para dejarse llevar por su carácter como si fueses a la deriva, pero a la vez seguro de ella, de su integridad, de su saber estar y de su elegancia. Es una mujer segura de sí misma que sabe siempre lo que quiere y que tiene una personalidad que te asombra y apabulla. El problema de nuestra relación era que los dos teníamos trabajo en nuestras respectivas ciudades y que no nos podíamos mover. Pero eso no es óbice para dos personas que se aman.


Al principio de la relación yo le fui confesando por correo electrónico mis más íntimos secretos y ella, aunque andaba un poco reacia pues sabía que nuestra relación era difícil debido a la distancia que nos separaba,pero fuimos avanzando, gracias a su magisterio.

Le confesé que era impotente y me dijo que eso era incluso mejor porque ella jamás folla con sus sumisos pues los penes de éstos no son dignos de entrar en su sagrado coño. Ella llamaba a mi pene "pito" porque polla sólo tenían para los machos de verdad que la follaban y follarían. Yo sólo una una puta sumisa impotente.
- Jamás follarás conmigo -me aclaró. Hazte a la idea. JAMÁS, NUNCA. Te morirás sin haber follado jamás conmigo. Y a partir de ahora llevarás siempre bragas.

Y acepté. Me compré un cinturón de castidad, me lo puse y le envíe a ella la llave por correo normal para que al tenerla supiera que a miles de kilómetros, un hombre, su cornudo sumiso e impotente, estaba en castidad permanente por ella, porque él no quería tener ningún placer que no pudiera compartir con ella, que ella le hubiera provocado. Ella, por supuesto tenía libertad para gozar allí con otros porque en nuestro trato estaba claro que ella tenía todo el poder sobre mí, toda la libertad y yo no tenía ninguna pues se la había entregado a ella para que ella gozara con mi sumisión. Y con mis cuernos. Y al humillarme llamándome cornudo impotente.

Quedó claro entre nosotros que yo era masoquista y que mi placer consistía en sufrir al verla a ella gozar.  Pronto me puso los cuernos y  dejó de llamarme Antonio y comenzó a llamarme Cornudo Impotente. Ya había  gozado con la polla de otro macho y cuando me lo contó mi pito se puso durito. No muy duro, pero durito y excitado.  Le di las gracias por hacerme cornudo, porque ya era de verdad su cornudo impotente. De por vida.

Fue entonces cuando le propuse que nos casáramos. Un día ella viajó a mi ciudad, nos casamos en el Juzgado, aunque la noche de bodas la celebró ella con un chico muy guapo, con un gigoló que yo le busqué y pagué, y que ella celebró como debía, gozando como una loca, follando toda la noche con él. Y yo feliz y excitado al saber que ella gozaba de verdad y me hacía más cornudo sumiso desde el primer día de nuestra boda, en la mismísima noche de bodas como anticipo y señal de lo que me esperaría a partir de ese entrañable momento.  Ya era cornudo total. Y además impotente absoluto pues en toda la noche mi pito se puso sólo durito. Y ella. mientras follaba con su amante, me miraba y sonreía al verme con el cinturón de castidad puesto.