viernes, 25 de enero de 2013

SEXO CON EL HIJO DE MI MARIDO


Follo con quien me apetece follar. Me llamo Soraya. Me inspira Gina Lynn.

Con mi actual marido me casé por su dinero. Llevamos siete años casados. Le he sido infiel desde el primer día. He sido adúltera con más de 50 hombres. Yo sólo soy fiel a mi apetito sexual. Si conozco a un hombre que me excita tengo que follar con él. Desde hace seis meses el hombre que más me excita vive en mi casa y tiene 18 años. Es el hijo de mi marido y me da todo el sexo que necesito, que es mucho porque tengo 35 años y el sexo muy caliente.

Todo empezó el día del 18 cumpleaños de David. Estábamos solos en casa. Nos pusimos a ver la televisión. Zapeando dimos con un canal de películas porno. Al poco los dos nos estábamos masturbando. A mí me excita ver a un hombre hacerse una paja y David se estaba haciendo una paja a conciencia con total naturalidad.

- “David, me excita ver cómo te haces una paja”.

Mientras David se estaba haciendo una paja yo frotaba mi clítoris a buen ritmo.

- “Soraya, me he hecho muchas pajas inspirándome en ti”.
- “David, eso quiere decir que me deseas”.
- “Soraya, hace dos años que dejé de verte como mi madrastra para verte como una mujer con la quiero tener sexo”.

Las palabras de David terminaron de excitarme. Me levanté, me puse delante de David y me desnudé.

- “Soraya, eres muy bonita”.

Me froté el clítoris delante de los ojos de David.

- “David, estoy muy caliente, a punto del orgasmo”.

David entendió el mensaje. Se acercó, me sujetó las piernas por detrás y empezó a saborear mi sexo. David acarició mi sexo con su lengua. A continuación abrió mi sexo con sus dedos e introdujo su lengua en mi sexo. Por último, David acarició, saboreó, frotó y presionó mi clítoris tantas veces y tan intensamente que tuve un orgasmo.

- “Uuuaaauuu, David, qué bien, qué bien!”

Me arrodillé. Mientras David se desnudó de cintura para arriba yo le desnudé de cintura para abajo. Agarré la polla de David y comencé a hacerle una paja. En menos de un minuto la polla de David estaba absolutamente erecta. David se reclinó en el sofá y yo me coloqué sobre él, me abrí de piernas, le agarré la polla y me la metí en el sexo.

- “¡Por fin, follamos!”, dijimos David y yo casi a la vez.

Me incliné sobre David y le besé en la boca. Nos estuvimos besando con mucha lengua. Ofrecí mis pechos a David, que me los acarició y besó. También acarició, besó y pellizcó mis pezones. Y mientras tanto, yo frotaba mi sexo al mismo tiempo que sentía la polla de David muy adentro de mi sexo. Cuando sentí mi clítoris a mil saqué de mi sexo la polla de David y con ella presioné mi clítoris. Tuve otro orgasmo.

David tenía muchas ganas de follarme. Probamos unas cuantas posturas durante más de una hora. La última postura que adoptamos fue yo tumbada en la mesa de comedor y David de pie embistiéndome. Yo doblé las piernas y David se apoyó en mis rodillas. La polla de David se deslizaba profunda dentro de mi sexo. Yo volví a frotarme el clítoris porque quería otro orgasmo. Cuando estaba a punto del orgasmo David sacó su polla de mi sexo, para, de nuevo, introducirla muy despacio y hasta muy adentro en mi sexo. Entonces, David presionó mi clítoris y tuve otro orgasmo.

David me llevó al sofá. Me senté. David estaba enfrente con su polla erecta.

- “¡Soraya!”
- “¡Sí, David, sí!”

Agarré la polla de David, la acaricié, la besé, la chupé y me la metí en la boca. A David le hice una paja a conciencia. Se la merecía después de follarme tanto y tan bien. Después de minutos y minutos pajeando y chupando la polla de David conseguí que eyaculase a chorros. El semen de David llenó mi boca y cubrió mi cara. Recogí todo su semen y me lo llevé a la boca.

- “¡Soraya, ha sido fantástico!”
- “¡Sí, David, ha sido fantástico!”

Seis meses después de nuestra primera sesión de sexo todo sigue siendo fantástico porque David y yo seguimos siendo muy felices practicando todo el sexo que nos apetece.

ME SABE FOLLAR



Soy feliz porque tengo al hombre que me sabe follar. Me llamo Casandra. Me inspira
Kinzie Kenner.

Al terminar la carrera me fui un año a Miami. Intenté ser fiel a mi novio de toda la vida, pero no pude, no me podía pasar sin sexo. Intenté tener una pareja estable, pero fue imposible porque el hombre que elegí me follaba peor que mi novio. Cambié de pareja, y me pasó lo mismo. Cuando me quise dar cuenta estaba dentro de una espiral de sexo indiscriminado. Me marqué el objetivo de follar con la mayor cantidad de hombres que pudiese; en medio año follé con más de cien; lo conseguí porque a veces decía al hombre con el que quedaba que llamase a amigos suyos, una noche me follaron siete hombres, fue genial, me sentí muy bien.

A mi regreso a Madrid volví con mi novio, pero fue muy aburrido porque no me gustaba su manera de follarme. Me marqué el objetivo de encontrar al hombre que me supiese follar, lo que me llevó a follar con unos pocos, más de cien en cuatro años. Encontré a ese hombre en la fiesta de cumpleaños que mi amiga Rocío celebró en una casa de campo.

–Ven, te voy a presentar a un compañero de trabajo –me dijo Rocío–. No sé si te gustará, es muy tímido.
–Yo le espabilo rápido.
–No seas puta.
–Me pides un imposible.

Cuando nos presentaron noté que saltó la chispa entre nosotros. De inmediato me sentí atraída por David, quería tener sexo con él. Y él conmigo, lo noté en su mirada.

–David, me han dicho que eres muy tímido.
–Eso lo dice Rocío porque no quiero tener sexo con ella.
–¿Por qué?
–Es compañera de trabajo.
–Yo no soy compañera de trabajo.
–¿Me estás pidiendo sexo? Nos conocemos desde hace veinte minutos.
–Los tímidos sois muy buenos en el sexo. Podemos follar y mucho más.

Nos fuimos a uno de los dormitorios.

–Como soy muy tímido querrás llevar la iniciativa, ¿verdad?
–Espero que me sigas el ritmo.
–Empieza, que a lo mejor te llevas una sorpresa y me pides repetir.
–¡Vaya! No eres tan tímido –le dije a David a la vez que le metía la mano derecha en sus pantalones.
–A los tímidos nos gustan las mujeres muy putas. Si me demuestras que eres muy puta te follaré como nunca te han follado.

De tanto frotarle la polla no le cabía en el slip. Le desabroché los pantalones, se los bajé, le bajé el slip y su polla se levantó golpeando mi cara. Me puse de pie, apreté la polla dura de David entre mis muslos, me besó los labios, introdujo su lengua en mi boca.

–¿Qué cosas te apetece hacer con mi polla?
–De todo. Vas a alucinar. ¿Qué cosas te apetece con tu lengua?
–De todo. Vas a alucinar.

Desnudé a David, él me desnudó; nos besamos y acariciamos; empecé a masturbarle y él a excitar mi sexo; nuestras lenguas se tocaron. Gateamos sobre la cama en sentidos opuestos, él se tumbó boca arriba, yo boca abajo sobre él; agarré su polla y empecé a chuparla; abrió mi sexo con sus dedos y empezó a chuparlo; su polla estaba dura como una barra de acero, mi sexo tan caliente como un volcán. Nos sincronizamos a la perfección; cuanto más chupaba yo, más me chupaba él, introducía su lengua en mi sexo y excitaba mi clítoris hasta ponerlo al rojo vivo; en unos minutos me puso al borde del orgasmo; entonces me aferré a su polla con todas mis fuerzas y se la chupé con avaricia y él presionó mi clítoris con tanta intensidad que un orgasmo recorrió todo mi cuerpo.

–No te muevas. Quiero tu polla dentro de mi sexo.

Me arrodillé sobre David en arco de triunfo, agarré su polla dura y la deslicé dentro de mi sexo. Empecé a cabalgar con su polla tocando mis entrañas, quería que la penetración fuese profunda, y lo estaba consiguiendo. A veces me inclinaba hacia David para que acariciase y besase mis pechos y mis pezones; otras me echaba hacia atrás y yo frotaba mi clítoris tan deprisa y con tanta intensidad como era capaz. Un segundo orgasmo agitó mi cuerpo y me desvanecí sobre David, que me abrazó.

Follamos por segunda vez. David sobre mí deslizando su polla dura dentro de mi sexo y besándome en el cuello, en las mejillas y en los labios, y diciéndome cosas bonitas: “te deseo”, “¡qué bonita eres!”, “me gustas”, “me gusta follar contigo”… Abracé a David y le atenacé con mis piernas.

–Fóllame como quieras.

David deslizó su polla hasta el fondo de mi ser, a la vez que me daba un beso cálido. Se puso de rodillas entre mis piernas abiertas, cogió su polla, y con su polla jugó con mi sexo. Me dio golpecitos con su polla en mi sexo, en mi clítoris, la deslizaba apenas un poco dentro de mi sexo, la sacaba y la volvía a meter, presionaba mi clítoris con su polla; sentir esa presión me llevó  al tercer orgasmo.

–Quiero tu polla, la polla que me ha vuelto loca de placer.

David se acercó a mí, de rodillas en arco de triunfo. Agarré su polla, empecé a masturbarle y chuparle la polla. Sentir su polla dentro de mi boca como antes dentro de mi sexo me hizo feliz. Le masturbé y chupé la polla más y más deprisa hasta que sus gemidos me demostraron que estaba a punto de correrse, y se corrió. Su semen cubrió mi cara y llenó mi boca.

Quedamos más días, todos tuvimos sexo. Ahora David es mi pareja porque me sabe follar.
 

lunes, 21 de enero de 2013

FÓLLAME SIEMPRE


Siempre he querido follar mucho, pero con un solo hombre. Me llamo Sabrina. Me inspira Rita Faltoyano.

Siempre he follado mucho. Pero para follar mucho he tenido que follar con muchos hombres. He follado con tantos hombres como he necesitado para satisfacer mi apetito sexual. En los últimos cinco años he follado con más de 250 hombres. ¿Qué diría mi primer novio? Que soy una ninfómana. Dejé a mi primer novio porque no me follaba ni mucho ni bien. Desde hace dos meses David me folla mucho y muy bien. Sólo a David le he podido decir: “¡Fóllame siempre!”

Conocí a David en la comida de bienvenida para los nuevos empleados del nuevo hotel que la cadena hotelera en la que trabajo abrió en Madrid. Nos sentamos en la misma mesa. Yo hice de anfitriona en tanto que directora de personal. David y yo rápidamente conectamos. En las copas David y yo nos fuimos separando de los demás invitados. Fui directa.

- David, me has estado mirando durante toda la comida. Tu manera de mirarme a la boca y a los pechos deja muy claro que quieres. ¿Me quieres follar, verdad?
- Sí, Sabrina, quiero follarte. Pero eres mi jefa de personal.
- ¿Y no te excita follarte a tu jefa de personal?
- No quiero perder mi puesto de trabajo.
- Si no me follas perderás tu puesto de trabajo.

Subimos a la última planta del hotel, a la suite nupcial gran lujo. En el ascensor me acerque a David, le besé en la boca y empecé a frotar su polla y sus pelotas. David puso sus manos en mi culo, me acercó más a él y me hizo sentir su polla en mi cuerpo. Volví a besar a David en la boca. David acarició mis labios con su lengua. Chupé la lengua de David.

Del ascensor a la puerta de la suite David vino detrás de mí, cogiéndome por la cintura. Yo me contoneaba y David restregaba su polla en mi culo. Mientras abría la puerta de la suite David sujetó mi pecho derecho con su mano izquierda, puso su mano derecha en mi sexo y me apretó contra su polla, que siguió restregando en mi culo.

David me puso a más de cien. Me quitó la blusa y la falda, me besó en el cuello, me quitó el wonderbra, con sus manos apretó mis pechos y pellizcó mis pezones, acarició mi vientre, metió su mano derecha dentro de mis bragas, frotó mi sexo y metió su dedo corazón en mi sexo. David me hizo sentir su polla dura en mi culo.

- David, que me metan los dedos en el sexo me pone a más de cien, pero que me metan la lengua me pone a más de mil.

David me echó sobre la cama. Caí boca arriba. David me arrastro al borde de la cama, se arrodilló, me quitó las bragas y me abrió de piernas. Yo me incorporé y me apoyé sobre mis brazos.

- Sabrina, te voy a comer el sexo.
- David, pórtate bien, quiero un orgasmo.
- Sabrina, tendrás un orgasmo de primera y me pedirás que te folle.

David besó mi sexo, cubrió mi sexo de besos; pasó su lengua por mi sexo de abajo a arriba, despacio, que es como me gusta; abrió mi sexo con los dedos de sus manos y metió su lengua en mi sexo. Sentir la lengua de David moverse dentro de mi sexo me estaba haciendo perder el sentido.

- Sabrina, chupar tu sexo me ha gustado. ¿Te ha gustado a ti?

Estaba tan excitada que mi respuesta fue inmediata, espontánea y sincera.

- Sí, David, sí. Chupa mi sexo siempre.

David volvió a chupar mi sexo y mientras chupaba mi sexo empezó a frotar mi clítoris. Yo gemía. Cuando mi clítoris estaba al rojo David pasó su lengua por mi clítoris. Yo estaba muy cerca del orgasmo, de perder el control. David se dio cuenta y para terminar de excitarme y provocarme el orgasmo combinó sus dedos y su lengua en la estimulación de mi clítoris. El último toque con su dedo corazón de su mano derecha me llevó al orgasmo y caí sobre la cama. Mientras estaba teniendo el orgasmo David chupó mi clítoris e introdujo su lengua en mi sexo.

Cuando me recuperé del orgasmo me senté en el borde de la cama y vi a David recostado en un sofá sobre unos cojines. David se estaba masturbando. La polla de David estaba erecta.

- David, quiero tu polla dentro de mi sexo.

Me acerqué a David. Miré hacia abajo. David tenía la polla apuntando hacia arriba, en la vertical de mi sexo. Agarré la polla de David, descendí y la deslicé dentro de mi sexo. Me incliné sobre David, sentí sus manos en mi culo, le besé en la boca con mucha lengua y le ofrecí mis pechos. David besó y chupó mis pechos y mis pezones. Yo cabalgaba con la polla de David dentro de mi sexo. Mis pechos se movían al ritmo de mis cabalgadas. David presionó mi culo hacia él. Sentí la polla de David muy adentro de mi sexo. Besé a David en la boca. Metí mi mano derecha entre el cuerpo de David y el mío y presioné mi clítoris hasta el orgasmo. David siguió magreando mi culo y comiéndome a besos.

Me puse de pie, delante de David.

- David, fóllame otra vez.

David me cogió por la cintura y me tumbó sobre él boca arriba. Entre mis piernas asomaba la polla erecta de David. David me sobaba los pechos con su mano izquierda y con su mano derecha frotaba mi sexo y mi clítoris.

- Sabrina, cógeme la polla y métela en el sexo.

Obedecí encantada porque quería volver a sentir el placer de tener la polla de David dentro de mi sexo. La situación era perfecta: la polla de David dentro de mi sexo, David apretándome los pechos con sus manos, con sus dedos estimulando mis pezones y yo frotando mi clítoris con una mano y con la otra empujando la polla de David lo más adentro de mi sexo. Después de unos minutos mis pezones estaban erectos y mi clítoris echaba humo. Yo estaba cerca del orgasmo. Conseguí mi tercer orgasmo cuando cogí la mano derecha de David, la llevé a mi clítoris y presioné intensamente. Tuve mi tercer orgasmo de la tarde.

- David, me has conquistado. Fóllame siempre. Fóllame cuando quieras, fóllame como quieras.
- Te voy a follar ahora mismo. Yo echo los polvos de tres en tres.

David me abrió de piernas. Apoyé mis brazos en la cama. David cogió su polla dura y me la deslizó dentro de mi sexo. David empezó a embestirme con verdadera furia. En cada una de las embestidas me hacía sentir su polla en mis entrañas y sus pelotas en mi entrepierna.

- Sabrina, siempre que quieras te follaré. Me gusta follarte.
- ¡Sigue, David, sigue!

Y David siguió embistiéndome, siguió haciéndome feliz. Pero se detuvo con la polla muy adentro de mi sexo y con su mano derecha presionó mi clítoris. Tuve mi cuarto orgasmo. David volvió a embestirme una, dos, tres veces.

Me senté en cama. Vi enfrente la polla de David, erecta, apuntándome a la boca. Tuve una reacción instintiva: agarré la polla de David y empecé a hacerle una paja, a chuparle la polla y a metérmela en la boca. Quería que David se corriese. Aceleré el ritmo de la paja y de las chupadas. No paraba, no paraba de hacerle la paja y de chupar y chupar su polla fabulosa. Me hacía feliz tener la polla de David dentro de mi boca. Pero lo que me hizo feliz hasta casi la locura fue que David derramase su semen por mi cara, mi cuello y mis pechos. Metí la polla de David en mi boca. David lleno mi boca con su semen delicioso y fui feliz, muy feliz.

Desde nuestra primera sesión de sexo David ha ascendido en la empresa como la espuma. Es mi empleado de confianza. Pero lo mejor de David es que me folla siempre echándome los polvos de tres en tres.
  

CHICA MALA



Tuve que ser una chica mala para ser feliz. Me llamo Noelia. Me inspira Kelly Norton.

Desde que cumplí 16 años soy una mujer activa en el sexo sin ningún prejuicio ni límite. Empecé a practicar sexo con mis compañeros del instituto y en discotecas de alterne en las que me colaba con mis amigos mayores de edad. Follaba, follaba mucho, porque me gusta follar. Antes de cumplir los 18 años follé con más de 100 chicos y también tuve mis líos lésbicos, habré estado con más de 20 chicas.

Sin embargo, el día que cumplí 18 años mi vida sexual cambió. Ese día, hace cuatro meses, David y yo estábamos solos en casa. Salí de mi habitación atraída por el sonido del televisor. David estaba en el sofá viendo una película porno y masturbándose.
Me acerqué a David sin que me oyese.

-David, no te asustes. Llevo unos minutos viendo como te masturbas y me he excitado.
-No sabía que estuvieses en casa.

David soltó su polla erecta. Nunca había visto una polla como la suya, una polla fabulosa, con la que soñamos todas las mujeres.
Me senté junto a David.

-¿Por qué te masturbas? ¿Acaso no tienes bastante con el sexo que te da mi madre?
-Tu madre es muy fría. Parece mentira que tenga 40 años. Su sexo tenía que pedir guerra todos los días y nunca hemos follado más de tres veces a la semana.
-¿No sería mejor que tuvieses una amante joven con la que tener sexo todos los días? –pregunté a David, y le agarré la polla.

David se quedó sorprendido. Imagino que no esperaba que su hijastra, quince años más joven, le estuviese proponiendo ser su amante.
Empecé a masturbar a David.

-¿No dices nada? –pregunté a David.

David me miró con ojos de deseo. Me desnudó con la mirada.
Me puse de rodillas delante de David, besé su polla, lamí su polla, me metí su polla en la boca. Cuanto más chupaba la polla de David, más se excitaba él y más me excitaba yo. Me sobraba la ropa: me quité la blusa; mis pechos al aire. Volví a chupar la polla de David con más ganas. Era feliz con la polla de David en la boca.

-Noelia, para –dijo David.
-¿Por qué? ¿No te gusta como te chupo la polla?
-Sí, me gusta mucho.
-Entonces, ¿qué te pasa?
-Quiero meter la lengua en tu sexo, y luego la polla. Quiero comerte el sexo y luego follarte. Lo deseo desde hace años. Me masturbo pensando en ti. Quiero follarte, quiero follarte.

Me puse de pie, me quité la falda; David me quitó las braguitas transparentes.
David besó mi sexo, lo abrió con los dedos y pasó la lengua por todo mi sexo. Cuando sentí su lengua en el clítoris gemí. David jugó con mi sexo con sus dedos, sus labios y su lengua. Mi excitación aumentó, tanto que un orgasmo agitó mi cuerpo. No caí al suelo porque me apoyé sobre los hombros de David.

-Fóllame, fóllame, por favor, fóllame –le pedí a gritos.

David obedeció. Me sentó sobre la mesa del salón, me abrió de piernas, agarró su polla erecta y la deslizó dentro de mí sexo. Sentí toda su polla dentro de mí, sus embestidas, sus caricias en mis pechos, su lengua en mis pezones. David me follaba como ningún hombre me había follado.

-Seguro que quieres otro orgasmo –dijo David.
-Sí, sí, sí.

David empezó a presionar mi clítoris con su polla, tanto que sentí otro orgasmo.

-Noelia, ¿quieres más?
-Sí, quiero más.
-¿Qué quieres?
-Quiero tu polla en mi boca.

Me puse de rodillas delante de David. Le chupé la polla y le hice una paja a todo ritmo.

-Noelia, sigue, sigue, por favor.

Obedecí. David se corrió a chorros sobre mi cara y mis pechos. Me metí la polla de David en la boca y sentí en el paladar un último chorro de su jugo delicioso.

A los tres meses de nuestra primera experiencia sexual mi madre nos sorprendió follando. Nos echó de casa; a mi me llamó puta y zorra.

David y yo seguimos juntos. David me llama chica mala, gatita, putita, lo que me excita. David y yo seguimos follando y no nos cansamos de follar.

miércoles, 16 de enero de 2013

NEGOCIOS Y SEXO


Con el sexo se consiguen muchas cosas. Me llamo Noemí. Me inspira Nyomi Banxxx.

Llegué a secretaria de dirección con 24 años. Trabajé duro, pero con mi nuevo jefe me vi obligada a hacer “otras cosas” para mantener mi puesto de trabajo. Fui su objeto sexual; me follaba a su antojo y me utilizaba para conseguir contratos. En una ocasión me folló delante de otros ejecutivos de una empresa a la que quería absorber. Después de él me follaron todos, y todas las pollas pasaron por mi boca. Habrá quien piense que fue una violación en serie, pero disfruté con el gangbang, sobre todo cuando los ocho se corrieron sobre mí, dos en mi cara, dos en mis pechos, dos en mi vientre y dos entre mis piernas. Estaba cubierta de semen, que extendí por mi cuerpo y me llevé a la boca. Uno de los ejecutivos dijo a mi jefe: “Tu secretaria es una zorra de primera”. Mi jefe consiguió lo que quería, y yo fui ascendida a directora de marketing.

La primera tarea desde mi nuevo puesto fue contratar a una nueva agencia de publicidad para dar a conocer nuestros productos. Fue entonces cuando conocí a David.

-Me gustan tus ideas, pero tienes que hacer una cosa si quieres cerrar el contrato –dije.
-¿Cuál? –preguntó David.
-Follarme.

David quedó impresionado.

-Señorita Noemí, creo que no va a ser posible.

Yo me había desabrochado la blusa y David miraba mis pechos.

-¿Por qué? ¿Qué te impide follarme? –pregunté a David mientras me acercaba a él.
-Estoy casado con una mujer preciosa, blanca, alta, rubia y de ojos azules.
-No me importa, y a ti no debería de importarte –dije, me subí la falda y me senté sobre David cara a cara.
-Mi esposa no me perdonaría que tuviese sexo con una negra.
-Tu esposa es racista. Las mujeres racistas son puritanas. Debe ser muy aburrido tener sexo con ella.
-Hacemos el amor todos los fines de semana.
-Hacer el amor es aburrido. Yo te propongo sexo, sólo sexo, pero mucho sexo.

David no se resistió mientras le desabroché la camisa.

-¿Sabes una cosa? Yo también soy racista. No me gustan los negros; en el sexo me gusta que un hombre blanco me someta, me folle duro.

David siguió sin resistirse mientras le bajé la cremallera del pantalón y empecé a frotar su polla.

-David siento que tu polla crece.
-A escondidas de mi mujer veo sexo interracial. No soy racista. Siempre he querido tener sexo con una negra. Dicen que follando sois muy buenas.
-Yo soy la mejor, te lo garantizo.
David perdió el control. Me agarró del cabello y besó mi boca con pasión. Nuestras lenguas empezaron a jugar. Me desabrochó la blusa y me quitó el wonderbra; agarró mis pechos, empezó a besar mis pezones, luego a chuparlos.

-Quiero tu polla.

David se puso de pie, yo de rodillas delante de él; cogí su polla y empecé a masturbarle, a chupársela, me la metí en la boca. La polla de David era deliciosa.

-Quiero tu sexo –dijo David.

Me puse de pie, apoyada sobre la mesa del despacho, David se arrodilló, me quitó la falda y el tanga.

-Que sexo tan bonito.
-Disfruta de mi sexo –pedí a David.

David besó mi sexo, pasó su lengua por todo mi sexo; acarició mi clítoris, lo besó, lo chupó. David chupaba mi sexo y mi clítoris con voracidad.

-Sí, David, sigue, sigue.

David siguió, con más y más ganas. Tuve un orgasmo.

David se puso de pie; me hizo sentir su polla erecta dándome golpecitos en mis muslos, en mi sexo y en mi clítoris. David sabía utilizar su polla.

-Fóllame fóllame.

David metió su polla dentro de mi sexo. La deslizó unas veces despacio, otras deprisa; la sacaba del sexo y me la hacía sentir en el clítoris; luego la volvía a meter en el sexo, hasta el fondo. Toda la polla de David dentro de mí me hacía gozar, gemir de placer. Tuve otro orgasmo.

David siguió follándome.

-Quiero correrme a chorros.
-Sí, sí, yo también quiero que te corras a chorros.

David siguió follándome más y más deprisa. Su polla y mi sexo echaban humo.

-Ya, ya –dijo David.

David sacó su polla de mi sexo. Un primer chorro de su semen impactó en mi sexo, un segundo en mis pechos y un tercero en mi cara. Me puse de rodillas, agarré la polla de David y con mis caricias conseguí un cuarto chorro de semen dentro de mi boca.

Me puse de pie, frente a David, recogí su semen de mi sexo, mis pechos y mi cara y me lo llevé a la boca.

-¿Qué te ha parecido? –pregunté a David.
-Eres deliciosa; eres la mejor. Follando das mil vueltas a mi esposa. Quiero que seamos amantes.

David y yo firmamos el contrato y nos seguimos viendo para… tener sexo.
 

domingo, 13 de enero de 2013

ME GUSTA FOLLAR DURO



Me gusta follar duro. Me llamo Ingrid. Me inspira Aletta Ocean.

Entre los 18 y los 28 años he tenido tres novios, dos maridos y cuatro amantes. Han sido mis parejas estables, pero a todos fui infiel porque ninguno me dejaba satisfecha después de follar. Les fui infiel con más de cien hombres; ha habido veces que he follado con dos, tres y cuatro hombres a la vez. Pensaréis que soy una zorra, pero soy una luchadora del sexo. Mi objetivo siempre ha sido que un solo hombre me dejase satisfecha después de una sesión de sexo; encontrar a ese hombre me ha llevado diez años; ahora es mi pareja, pero cuando follamos por primera vez era el novio de mi mejor amiga.

Mi amiga Almudena me decía siempre que su novio la follaba mucho y muy bien, por la mañana y por la noche, que los fines de semana vivía una locura de sexo, que la follaba hasta siete y ocho veces.

Decidí que tenía que follar con ese superdotado del sexo. Quizá fuese el hombre que llevaba años buscando. Le llamé a casa un día que Almudena estaría fuera de la ciudad.

Preparé unas copas para entrar en calor. Empecé a insinuarme con gestos obscenos, como pasarme la lengua por los labios o acariciar la copa como si estuviese haciendo una paja a una polla dura.

-David, Almudena me dice que la follas mucho y bien.
-No sabía que hablaseis de esas cosas.
-¿Cómo la follas? A mí siempre me ha gustado que me follen duro.
-¿Te estás insinuando al novio de tu mejor amiga?
-¿Me follarás duro?
-¿No te importa tu amistad con Almudena?
-Me importa follar. Te he llamado para que me folles duro.
-Eres una zorra.

Que David me llamase zorra me puso más cachonda de lo que ya estaba.

-Seguro que quieres follarme. ¿A qué estás esperando? ¿A ver si todo lo que dice Almudena es mentira? ¿A ver si vas a ser mariquita?

David reaccionó a mi satisfacción. Terminó de beber su copa y la mía, me rasgó la blusa y me la quitó, me arrancó el wonderbrá, me cogió los pechos y los empezó a lamer.

-¿Me vas a follar duro?
-Te voy a follar tan duro que sólo querrás follar conmigo.

David metió su mano derecha en mis bragas y empezó a frotar mi sexo. A cada segundo estaba más excitada.

-Ingrid, tu sexo va a echar humo.

David besó mi boca, pasó su lengua por mis labios; busqué su lengua con la mía; con su mano derecha seguía excitando mi sexo.

-Ingrid, espero que seas muy, muy zorra.
-David, seré tan zorra como me pidas.

David me llevó al dormitorio, me sentó en el borde de la cama y me quitó las bragas.

-Ingrid, si quieres que te folle duro me dejarás que te coma el sexo.
-Sí, sí, sí, cómeme el sexo y fóllame duro.

David abrió mis piernas y besó mi clítoris; abrió mi sexo y por él pasó la lengua; David acarició, besó y frotó mi sexo y mi clítoris como ningún hombre lo había echo antes.

-Ingrid, me gusta tu sexo.
-David, sigue, sigue.

David obedeció y llegué al orgasmo.

-Ingrid, ¿estás lista para que te folle duro?
-Sí, sí. Fóllame muy duro.

David agarró su polla dura, erecta como un misil, y la deslizó dentro de mi sexo. Sentir toda la polla de David dentro de mí me hizo muy feliz.

David se tendió sobre mí, agarró mis pechos y besó mi boca; estimuló mis pezones, mientras su lengua entraba en mi boca; yo abrazaba a David, que me follaba.

Entre beso y beso nos decíamos cosas bonitas que nos excitaban más y más:

-Fóllame como follarías a una zorra.
-Me gusta lo puta que eres.
-Méteme la polla hasta muy adentro.

Pero David sacó la polla de mi sexo y con ella presionó mi clítoris. Gemí de placer.

-Gozas como una puta zorra.
-Soy tu puta, soy tu zorra.

David metió su polla en mi sexo, me sujetó por las muñecas y me folló como un poseso.

Gemía como una zorra al borde del orgasmo. David se dio cuenta, sacó su polla de mi sexo y presionó mi clítoris con tanta fuerza que sentí el orgasmo más intenso de mi vida.

-Ahora me tienes que demostrar que eres tan zorra como dice Almudena.
-¿Cómo quieres que te lo demuestre?
-Coge mi polla y juega con ella.

Me puse loca de contenta, porque lo que más me gusta después de echar un buen polvo es saborear una polla dura y conseguir que el hombre se corra a chorros.

-Te voy a chupar la polla como nunca te la han chupado y te vas a correr como nunca te has corrido.

David estaba sentado en el borde de la cama, me arrodillé delante de él, le agarré la polla y empecé a hacerle una paja, a chuparle las pelotas y la polla; me metí la polla en la boca, toda la polla, y fui feliz.

-Chupas muy bien; sigue chupando.

Agarré la polla de David; le hice una paja a toda velocidad, mientras le chupaba la punta de la polla.

-Estoy a punto de correrme.

Di una última chupada a la polla de David, se corrió a chorros. El semen de David cubrió mi cara; me metí la polla en la boca y sentí un último chorro de semen en el paladar; saqué la polla de la boca y la chupé; recogí el semen de mi cara, me lo llevé a la boca, me relamí. Fui feliz.

-Me gusta lo zorra que eres.
-Me gusta lo duro que follas.

David dejó a Almudena y yo a mi novio. Por una vez no soy fiel a mi pareja porque me folla muy duro.

PUTA, ZORRA Y VICIOSA

 


Me gusta el sexo. Me llamo Patricia. Me inspira Kendall Brooks.

He practicado sexo con muchos hombres, pero si alguien me preguntase con cuántos sólo podría dar una cifra aproximada. Empecé a follar con 16 años, pero follar sólo con mi novio me resultaba aburrido, y empecé a follar con otros hombres. Intenté llevar cuenta del número de hombres con los que tenía sexo, pero en el verano de fin de carrera perdí el control; me daba a sesiones de sexo en las que me follaban no sé cuántos hombres, uno detrás de otro. Sólo ese verano follé con más de 100 hombres. Me gustó ese verano y repetí los siguientes. A los 25 años había follado con más de 500 hombres. Pero un día conocí a un hombre y todo cambió, ¿por qué?, ¿qué hizo ese hombre que no hizo antes ningún otro?

Yo estaba desayunando en una de las terrazas del hotel y un hombre se sentó a mi mesa sin pedir permiso.
-Hola, me llamo David. Sé que te llamas Patricia y que te gusta el sexo.
-¿Por qué lo sabes?
-Te observo desde hace unos días. Dejas que los hombres se acerquen a ti, luego te vas con ellos. Muchas mañanas te he visto asomada a la terraza de cualquier habitación en compañía de varios hombres.
-Y has pensado que me voy a ir contigo a la cama, ¿verdad?
-Sí.
-Tú eres sólo uno. Y a mí me gusta follar con varios hombres a la vez; lo necesito para quedar satisfecha. ¿Cuántos amigos tienes, que te ayuden a dejarme satisfecha?
-No necesito ayuda. Y después de follarte sólo querrás follar conmigo.
-Soy muy exigente.
-Si me sigues el ritmo follaremos hasta la noche.
-Bueno, me has caído bien, me gusta tu descaro. Te voy a dar una oportunidad. Espero que seas tan bueno como dices.
-Soy el mejor.

Subimos a mi habitación. David no anduvo con tonterías, fue directo; delante de un espejo me abrazó, besó mi cuello, me apretó los pechos, restregó su polla en mi culo y metió su mano derecha entre mis piernas.
-David, veo que tienes muchas ganas de sexo.
-He follado con muchas mujeres. Espero que tú seas la mejor.
-¿A cuántas mujeres has follado?
-A más de 100. Y tú, ¿con cuántos hombres has follado, con 100, con 200?
-Jajaja. Este es el tercer verano que me dedico sólo a follar. Cada verano me follo a 150 ó 200 hombres, más lo que follo el resto del año.
-Eso quiere decir que has follado con más de 600, 700 u 800 hombres, que eres muy puta, muy zorra y muy viciosa, que eres el tipo de mujer que me gusta y que necesito para follar, para disfrutar del sexo.

David me desgarró el vestido camisero, mis pechos quedaron al aire; me dio la vuelta, me puso frente a él; acarició mis labios con su lengua, me besó en la boca con voracidad, metió su lengua en mi boca; con su mano derecha empezó a frotar mi sexo.
-Patricia, no vas a olvidar el día de hoy. Te voy a follar como hay que follar a una puta y a una zorra, y luego me vas a demostrar que eres una viciosa.
-David, me gusta lo que dices. Hazme sentir puta y zorra y te demostraré que soy muy viciosa.

David siguió excitando mi sexo; yo empecé a gemir.
-Tus gemidos me ponen la polla dura.
Metí mi mano derecha en sus pantalones y noté que su polla crecía.

David cogió mis pechos y los apretó el uno contra el otro; empezó a chupar mis pezones. Mientras, le quité los pantalones y el slip; sentí que su polla erecta golpeó mi sexo; apreté su polla entre mis muslos; David reaccionó comiéndome los morros.
-¿Quieres que te folle de verdad, puta?
Mi contestación fue apretar fuerte entre mis muslos la polla de David.
-Sí, eso es lo quieres. Eres tan zorra que lo único que quieres es que te folle.
-Sí, quiero que me folles, pero fóllame de verdad, ¿sabrás?
-Te follaré, pero antes voy a jugar con tu sexo, y vas a tener un orgasmo que vas a alucinar.

David se arrodilló, me quitó el bikini, un bikini que apenas tapaba mi sexo. David pasó la lengua por todo mi sexo de abajo a arriba; Lugo empezó a darme besitos en el clítoris. Me senté en un sillón con las piernas muy abiertas para que David hiciese con mi sexo lo que más le apeteciese. David abrió mi sexo con los dedos y metió la lengua hasta el fondo. David sabía lo que hacía: combinaba meterme la lengua y los dedos en el sexo, besar frotar y presionar mi clítoris. David dejó de chupar el clítoris y, mientras tenía un dedo moviéndose dentro de mi sexo, me miró a los ojos y me dijo:
-Dime, puta, ¿lo estás pasando bien?
-Sí, sí –dije entre gemidos.
-Ahora lo vas a pasar mejor.
David elevó mi clítoris con el dedo que tenía dentro de mi sexo y lo besó, chupó y presionó fuerte con la lengua. Tuve un orgasmo que agitó todo mi cuerpo.
-¿Qué te ha parecido, zorra?
-Ha sido fantástico.
-Sólo ha sido el principio. Ahora te voy a follar como hay que follar a una zorra.

David me llamaba puta y zorra, como antes otros hombres, pero David me hacía sentir puta y zorra de verdad, y me gustaba.

David me puso a cuatro patas sobre la cama; agarró su polla erecta, con ella me dio golpecitos en las nalgas, en los muslos y en el sexo; por último, deslizó su polla dentro de mi sexo. Me sujetó por las caderas, y empecé a sentir sus embestidas, cada vez más y más fuertes, más y más profundas. A veces paraba para darme cachetes en las nalgas o frotarme el clítoris. Me gustaba tener la polla de David dentro de mí; que me follase en la postura del perrito, me hacía sentir muy puta y zorra, pero también muy mujer. Con cada una de sus embestidas David me demostraba que era un gran follador, el mejor. David paró un momento y dijo:
-¿Te gusta como te follo, puta?
-Sí, sí –dije entre gemidos.
David frotó mi clítoris.
-¿Cómo te sientes, zorra?
-Muy bien, como una zorra de verdad.
Estaba segura de que a David le excitaba decirle que me hacía sentir como una zorra.
-Ahora te vas a sentir mejor.
David se dejó caer sobre mí, con su mano izquierda presionó mi pecho derecho, con su polla dentro de mi sexo y con su mano derecha presionando mi clítoris muy fuerte tuve un segundo orgasmo.

-Has tenido tu segundo orgasmo, puta, pero no hemos terminado. Te voy a follar otra vez, y vas a tener tu tercer orgasmo, zorra, más que zorra.

David me tendió en cama boca arriba, con las piernas abiertas; él estaba de rodillas, tenía la polla erecta como una espada; me miró al sexo y a la cara.
-Patricia, tienes cara de puta y sexo de zorra. Te voy a follar duro, pórtate bien y tendrás tu tercer orgasmo. ¿Vale, zorra?
-Sí sí, fóllame como te apetezca. Soy tu puta, tu zorra. Fóllame.
David agarró su polla, la deslizó dentro de mi sexo y se tendió sobre mí; crucé las piernas sobre él y le abracé
-Muy bien Patricia, tú si que sabes. Eres la puta y la zorra que siempre he buscado.
David me besó, metió su lengua en mi boca y me hizo sentir toda su polla dentro de mí. Las embestidas de David eran rápidas, intensas y profundas. A veces paraba con toda su polla dentro de mi sexo, y entonces agarraba mis pechos y chupaba mis pezones, luego me besaba en la boca, y volvía a hacerme sentir su polla en movimiento.
-Ha llegado el momento de tu tercer orgasmo.
Me llevé la mano derecha al clítoris mientras David me follaba y follaba.
-Vamos, zorra.
-Sí, sí, sí, ya, ya…
En ese momento David se incorporó, se arrodilló delante de mí y un chorro de semen impacto en mi sexo.
-Patricia, ya sé que eres una puta y una zorra, ahora demuéstrame que eres una viciosa.
Demostré a David lo viciosa que soy recogiendo su semen de mi sexo y llevándomelo a la boca.
-Muy bien, Patricia. Eres una viciosa. Como premio has ganado chuparme la polla hasta que me corra a chorros.

David se sentó en el borde de la cama; yo me arrodillé delante de él; agarré su polla dura, le chupé las pelotas y toda su polla hasta la punta y me metí la polla en la boca; empecé a hacerle una paja mientras tenía su polla dentro de la boca.
-Sigue, sigue; lo estás haciendo muy bien. Eres una viciosa de primera. No pares, sigue hasta el final
Obedecí, y al minuto David se corrió a chorros; el semen impactó en mi cara, entró en mi boca; recogí el semen de mi cara y me chupé los dedos; chupé la polla de David por última vez.
-Patricia, eres la puta, la zorra y la viciosa perfecta.
-David, eres el gran follador que necesito.

Desde ese día David y yo somos pareja, y todos los días practicamos sexo, follamos.

SOY TUYA, FÓLLAME



Soy feliz porque David me folla. Me llamo Micaela. Me inspira
Raven Alexis.

Con mi primer novio no tuve sexo porque quería que llegase virgen al matrimonio; le dejé, yo quería follar. A mi segundo novio también le dejé; supe que además de follar conmigo follaba con mi mejor amiga. Mi tercer novio era un déspota; nunca me dejó llevar la iniciativa en el sexo; siempre follábamos como él quería; le dejé. Me casé con mi cuarto novio; durante los cuatro primeros años nos unió la atracción sexual, pero la pasión se fue apagando, y follar con él resultaba aburrido; cuando él salía de viaje yo iba a discotecas de alterne y follaba con el primero que tuviese ganas de sexo; también tuve un par de amantes; me fui de casa, nos divorciamos. Mi quinta pareja tenía diez años menos que yo; creía que me iba a dar mucho sexo, pero nunca me dejaba satisfecha. Después de tres parejas con las que tuve sexo, un marido, dos amantes estables y una cincuentena de parejas de una noche o de fin de semana estaba sola. Tenía 36 años, y me moría por tener un hombre que me follase de verdad, que me diese sexo duro, quería follar, follar y follar.

Invité a casa a David, amigo y confidente desde hacía años, al que siempre le contaba mis fracasos, frustraciones y deseos más íntimos, que siempre me escuchaba y comprendía, que me animaba, que me decía cosas bonitas.

-Has estado llorando, y no quiero verte triste. ¿Qué sucede?
-Soy muy desgraciada; nadie me quiere, nadie me desea.
-No digas tonterías; eres inteligente, bonita y simpática. Tienes todo para tener siempre un hombre a tu lado.
-Sin embargo, estoy sola. He fracasado con todas mis parejas, marido y amantes.
-Tú no has fracasado; han sido ellos, tu marido, novios y amantes no han sabido valorarte ni quererte ni amarte.
-David, necesito un hombre a mi lado, que me valore, me quiera, mime, ame y que me dé mucho sexo.
-Micaela, déjame ser ese hombre.
-Pero, David, tú mereces una mujer mejor que yo, que sea fiel a su pareja, y yo nunca he sido fiel. He sido infiel a mi marido, a mis dos amantes; he buscado sexo en discotecas de alterne.
-Has buscado lo que ningún hombre ha sido capaz de darte. Te pido que me dejes intentarlo.
-¿Quieres que seamos pareja?
-Sí.
-¿No te importa que haya estado con más de cincuenta hombres?
-Sólo me importa que seas feliz.

Besé a David en los labios, nuestros labios se fundieron; metí la lengua en su boca, nuestras lenguas empezaron a jugar.

-Deja que bese todo tu cuerpo –me dijo David al oído.
-Sí, por favor, bésame.

David besó mi cuello a la vez que puso sus manos en mi culo y me acercó a él, sentí su polla dura, que restregó en mí. Me desabrochó la blusa; acarició mis pechos, mis pezones; sujetó mis pechos, los apretó el uno contra el otro, los besó, pasó la lengua por mis pezones.
 
-Sigue besándome, y acaríciame.

David tiró al suelo la blusa, besó mi vientre y me quitó la falda; se arrodilló delante de mí; besó mis muslos; me quitó los ligueros, las medias y las braguitas. Se quedó mirando mi sexo.

-Micaela, eres la mujer más bonita del mundo.
-Bésame, por favor, bésame.

David besó mi sexo, pasó su lengua por todo mi sexo, lo acarició; volvió a besar mi sexo, lo abrió con sus dedos y pasó su lengua por todo mi sexo. Se detuvo en mi clítoris; lo besó, chupó, acarició; excitó mi clítoris, primero despacio, después más deprisa, tanto que me empezaron a temblar las piernas. David sabía lo que  hacía, y yo estaba disfrutando como nunca. Me senté en el borde de la cama, me recosté y me abrí de piernas; quería ponérselo fácil. David reanudó sus caricias, sus besos; mi sexo, mi clítoris echaban fuego. David metió su dedo corazón en mi sexo, elevó mi clítoris y lo besó, chupó y presionó con la lengua, y volvió a chupar. Un orgasmo agitó mi cuerpo.

-Soy tuya, fóllame, fóllame, por favor, fóllame.

David se desnudó. Cuando se quitó el slip su polla dura se elevó como un resorte, apuntándome.

-Quiero tu polla dentro de mi sexo.

David se acercó a mí, agarró su polla y con ella acarició mi sexo y mi clítoris; deslizó su polla dura dentro de mi sexo, despacio. Cuando tuvo toda su polla dentro de mi sexo se tendió sobre mí y dijo:

-Micaela, siempre te he deseado, siempre he querido hacerte el amor o follarte, lo que me pidas.

Besé a David.

-¿Y por qué has esperado hasta ahora?
-Porque eres una mujer maravillosa, que tenía que merecer antes de tener.
-Bésame y fóllame. Soy tuya, fóllame.

David me besó y empezó a mover su polla dentro de mi sexo. Cuando deslizaba su polla hacia fuera, me besaba, cuando introducía su polla hasta el fondo me miraba a los ojos y me decía “bonita”, “me gustas mucho”, “te haría el amor todo el día”.

El placer que me proporcionaba era intenso; a nivel anímico porque ningún hombre me dijo cosas tan bonitas mientras me follaba, a nivel físico porque sus besos eran cálidos y sus embestidas profundas. Le abracé y crucé las piernas por encima de él para sentir todo su cuerpo contra el mío, su piel caliente sobre la mía ardiente. Entonces David metió su polla hasta el fondo de mi sexo y mantuvo su presión durante el tiempo que me besó sin dejarme respirar. Tuve mi segundo orgasmo. Después de besarnos dije:

-Quiero que me folles duro.
-Siempre haré lo que me pidas.
 
Me ofrecí como una perra, a cuatro patas. David acarició mi sexo, frotó mi clítoris.

-Quiero que estés muy excitada. Sólo entonces te volveré a follar.

David me frotó el clítoris con tanta intensidad que le pedí a gritos que me follase.

-Fóllame, por favor; fóllame, te lo ordeno.

David me frotó el clítoris por última vez; luego deslizó su polla dentro de mi sexo, me sujetó por las caderas y empezó a embestirme con una fuerza sobrehumana.

-Sigue, sigue, fóllame hasta el orgasmo.

David me follaba como ningún hombre me había follado.   Decidió cambiar de postura; se tumbó de lado, y yo con él. Me giré para besarle, nos besamos, le cogí la mano derecha y me la llevé al clítoris. Después de frotar mi clítoris, con su polla moviéndose dentro de sexo, tuve mi tercer orgasmo.

-Micaela, quiero hacerte el amor y follarte todos los días.
-Y yo quiero chuparte la polla hasta que te corras.

David sacó la polla de mi sexo y me la ofreció. Agarré la polla con fuerza y empecé a hacerle una paja, a chuparle la polla, a tenerla dentro de mi boca. Yo disfrutaba, y quería que David disfrutase como yo.

-Me gusta, me gusta tu polla.
-Micaela, me vuelves loco. Sigue, sigue, por favor, hasta el final.

Obedecí por placer, y después de un par de minutos David se derramó sobre mí; su semen cubrió mi cara y llenó mi boca; me relamí, cogí el semen de mi cara y me chupé los dedos.

-Micaela, eres deliciosa, fantástica.
-Y tú el mejor amante.
-Micaela, ¿puedo hacerte el amor y follarte todos los días?
-Sí, sí, todos los días, a todas horas. Soy tuya para que hagas el amor, para que me folles.

David y yo somos una pareja estable desde hace dos años, y no he vuelto a ser infiel porque David me da todo el sexo que necesito.

Sólo por el placer de mirar

Sentado en una terraza con un grupo de amigos tomando una cerveza después del trabajo, notó su primera mirada. No le dio importancia y siguió charlando con sus acompañantes, sin perder de vista a la dueña de los ojos que se habían clavado en los suyos.

A los diez minutos y sólo con el efecto de la mirada de la chica  le empezó a subir la temperatura.
No era una mirada agresiva ni descarada, tampoco de esas que te desnudan en un segundo ni incómoda. Era verde, como los ojos que la dirigían, cálida, interesante y muy grata.
Le gustaba esa forma en que lo miraba, aunque él no sabía si corresponder ni cómo hacerlo. Porque otras veces, había hecho ese  ejercicio: mirar a alguien que le gusta por el simple placer de mirar y sin mostrar ninguna intención inconfesable. Sólo perderse en la otra persona con discreción y sin incomodar.
Así que no hizo ningún movimiento, y en el par de horas  que estuvo en la terraza dejó que ella disfrutara así y si quería algo más, seguro que se lo haría saber. En el fondo quería que pasara, pero no pasó. Ella, acompañada también por un grupo de amigos, se levantó, fijó su mirada en él como para decirle adios y se marchó.
Él entendió que sólo se había entregado al placer de mirarlo nada más. Y eso también le gustó.