Dices que así practicas conmigo lo que vas a hacer luego con tus amantes, para follártelos mejor y que ellos sientan más placer porque ellos sí que sienten la caricia de tu coño pues subes y bajas tu culo y tu coño sobre su polla, para que sientas el roce, el placer.
Lo haces ahora. Subes y bajas, aprietas y sueltas su polla, aprietas y sueltas. Lo sé porque unas gotitas de sudor caen por tu barriguita debido al movimiento, al esfuerzo que haces al subir y apretar su polla.
- Limpiamelas con la lengua -me dices.
Y he acercado mi cara a tu pubis y te he lamido esas gotitas que caen por tu cuerpo, mientras veo como subes y bajas por su polla, como él gime de placer, como tú jadeas por el esfuerzo de follártelo, como echas la cabeza hacia atrás porque empiezas a gozar, a correrte. Lo sé porque te conozco y adoptas esa postura cuando vas a correte. Con otros. Con otros sí, porque yo todavía no te he follado.
Cuando éramos novios te confesé que tenía fantasías sumisas y en vez de dejarme, como muchas otras, me tomaste la palabra y me has ido adiestrando en tu placer. Ahora soy un cornudo sumiso. Y dices que esta es la primera etapa.
- Dame las gracias por hacerte cornudo -me dices mientras me haces gestos con la mano.
Y te he dado las gracias, "gracias, amor mío por hacerme cornudo". Y he acercado mi cabeza a tu sexo para lamerte el culo y la polla de tu amante. Sé que quieres que lo acaricie para que se ponga más dura y puedas follártelo mejor. Y eso he hecho.
- Gracias por hacerme cornudo -he repetido para excitarte.
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