domingo, 13 de enero de 2013

SOY TUYA, FÓLLAME



Soy feliz porque David me folla. Me llamo Micaela. Me inspira
Raven Alexis.

Con mi primer novio no tuve sexo porque quería que llegase virgen al matrimonio; le dejé, yo quería follar. A mi segundo novio también le dejé; supe que además de follar conmigo follaba con mi mejor amiga. Mi tercer novio era un déspota; nunca me dejó llevar la iniciativa en el sexo; siempre follábamos como él quería; le dejé. Me casé con mi cuarto novio; durante los cuatro primeros años nos unió la atracción sexual, pero la pasión se fue apagando, y follar con él resultaba aburrido; cuando él salía de viaje yo iba a discotecas de alterne y follaba con el primero que tuviese ganas de sexo; también tuve un par de amantes; me fui de casa, nos divorciamos. Mi quinta pareja tenía diez años menos que yo; creía que me iba a dar mucho sexo, pero nunca me dejaba satisfecha. Después de tres parejas con las que tuve sexo, un marido, dos amantes estables y una cincuentena de parejas de una noche o de fin de semana estaba sola. Tenía 36 años, y me moría por tener un hombre que me follase de verdad, que me diese sexo duro, quería follar, follar y follar.

Invité a casa a David, amigo y confidente desde hacía años, al que siempre le contaba mis fracasos, frustraciones y deseos más íntimos, que siempre me escuchaba y comprendía, que me animaba, que me decía cosas bonitas.

-Has estado llorando, y no quiero verte triste. ¿Qué sucede?
-Soy muy desgraciada; nadie me quiere, nadie me desea.
-No digas tonterías; eres inteligente, bonita y simpática. Tienes todo para tener siempre un hombre a tu lado.
-Sin embargo, estoy sola. He fracasado con todas mis parejas, marido y amantes.
-Tú no has fracasado; han sido ellos, tu marido, novios y amantes no han sabido valorarte ni quererte ni amarte.
-David, necesito un hombre a mi lado, que me valore, me quiera, mime, ame y que me dé mucho sexo.
-Micaela, déjame ser ese hombre.
-Pero, David, tú mereces una mujer mejor que yo, que sea fiel a su pareja, y yo nunca he sido fiel. He sido infiel a mi marido, a mis dos amantes; he buscado sexo en discotecas de alterne.
-Has buscado lo que ningún hombre ha sido capaz de darte. Te pido que me dejes intentarlo.
-¿Quieres que seamos pareja?
-Sí.
-¿No te importa que haya estado con más de cincuenta hombres?
-Sólo me importa que seas feliz.

Besé a David en los labios, nuestros labios se fundieron; metí la lengua en su boca, nuestras lenguas empezaron a jugar.

-Deja que bese todo tu cuerpo –me dijo David al oído.
-Sí, por favor, bésame.

David besó mi cuello a la vez que puso sus manos en mi culo y me acercó a él, sentí su polla dura, que restregó en mí. Me desabrochó la blusa; acarició mis pechos, mis pezones; sujetó mis pechos, los apretó el uno contra el otro, los besó, pasó la lengua por mis pezones.
 
-Sigue besándome, y acaríciame.

David tiró al suelo la blusa, besó mi vientre y me quitó la falda; se arrodilló delante de mí; besó mis muslos; me quitó los ligueros, las medias y las braguitas. Se quedó mirando mi sexo.

-Micaela, eres la mujer más bonita del mundo.
-Bésame, por favor, bésame.

David besó mi sexo, pasó su lengua por todo mi sexo, lo acarició; volvió a besar mi sexo, lo abrió con sus dedos y pasó su lengua por todo mi sexo. Se detuvo en mi clítoris; lo besó, chupó, acarició; excitó mi clítoris, primero despacio, después más deprisa, tanto que me empezaron a temblar las piernas. David sabía lo que  hacía, y yo estaba disfrutando como nunca. Me senté en el borde de la cama, me recosté y me abrí de piernas; quería ponérselo fácil. David reanudó sus caricias, sus besos; mi sexo, mi clítoris echaban fuego. David metió su dedo corazón en mi sexo, elevó mi clítoris y lo besó, chupó y presionó con la lengua, y volvió a chupar. Un orgasmo agitó mi cuerpo.

-Soy tuya, fóllame, fóllame, por favor, fóllame.

David se desnudó. Cuando se quitó el slip su polla dura se elevó como un resorte, apuntándome.

-Quiero tu polla dentro de mi sexo.

David se acercó a mí, agarró su polla y con ella acarició mi sexo y mi clítoris; deslizó su polla dura dentro de mi sexo, despacio. Cuando tuvo toda su polla dentro de mi sexo se tendió sobre mí y dijo:

-Micaela, siempre te he deseado, siempre he querido hacerte el amor o follarte, lo que me pidas.

Besé a David.

-¿Y por qué has esperado hasta ahora?
-Porque eres una mujer maravillosa, que tenía que merecer antes de tener.
-Bésame y fóllame. Soy tuya, fóllame.

David me besó y empezó a mover su polla dentro de mi sexo. Cuando deslizaba su polla hacia fuera, me besaba, cuando introducía su polla hasta el fondo me miraba a los ojos y me decía “bonita”, “me gustas mucho”, “te haría el amor todo el día”.

El placer que me proporcionaba era intenso; a nivel anímico porque ningún hombre me dijo cosas tan bonitas mientras me follaba, a nivel físico porque sus besos eran cálidos y sus embestidas profundas. Le abracé y crucé las piernas por encima de él para sentir todo su cuerpo contra el mío, su piel caliente sobre la mía ardiente. Entonces David metió su polla hasta el fondo de mi sexo y mantuvo su presión durante el tiempo que me besó sin dejarme respirar. Tuve mi segundo orgasmo. Después de besarnos dije:

-Quiero que me folles duro.
-Siempre haré lo que me pidas.
 
Me ofrecí como una perra, a cuatro patas. David acarició mi sexo, frotó mi clítoris.

-Quiero que estés muy excitada. Sólo entonces te volveré a follar.

David me frotó el clítoris con tanta intensidad que le pedí a gritos que me follase.

-Fóllame, por favor; fóllame, te lo ordeno.

David me frotó el clítoris por última vez; luego deslizó su polla dentro de mi sexo, me sujetó por las caderas y empezó a embestirme con una fuerza sobrehumana.

-Sigue, sigue, fóllame hasta el orgasmo.

David me follaba como ningún hombre me había follado.   Decidió cambiar de postura; se tumbó de lado, y yo con él. Me giré para besarle, nos besamos, le cogí la mano derecha y me la llevé al clítoris. Después de frotar mi clítoris, con su polla moviéndose dentro de sexo, tuve mi tercer orgasmo.

-Micaela, quiero hacerte el amor y follarte todos los días.
-Y yo quiero chuparte la polla hasta que te corras.

David sacó la polla de mi sexo y me la ofreció. Agarré la polla con fuerza y empecé a hacerle una paja, a chuparle la polla, a tenerla dentro de mi boca. Yo disfrutaba, y quería que David disfrutase como yo.

-Me gusta, me gusta tu polla.
-Micaela, me vuelves loco. Sigue, sigue, por favor, hasta el final.

Obedecí por placer, y después de un par de minutos David se derramó sobre mí; su semen cubrió mi cara y llenó mi boca; me relamí, cogí el semen de mi cara y me chupé los dedos.

-Micaela, eres deliciosa, fantástica.
-Y tú el mejor amante.
-Micaela, ¿puedo hacerte el amor y follarte todos los días?
-Sí, sí, todos los días, a todas horas. Soy tuya para que hagas el amor, para que me folles.

David y yo somos una pareja estable desde hace dos años, y no he vuelto a ser infiel porque David me da todo el sexo que necesito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario