viernes, 25 de enero de 2013

ME SABE FOLLAR



Soy feliz porque tengo al hombre que me sabe follar. Me llamo Casandra. Me inspira
Kinzie Kenner.

Al terminar la carrera me fui un año a Miami. Intenté ser fiel a mi novio de toda la vida, pero no pude, no me podía pasar sin sexo. Intenté tener una pareja estable, pero fue imposible porque el hombre que elegí me follaba peor que mi novio. Cambié de pareja, y me pasó lo mismo. Cuando me quise dar cuenta estaba dentro de una espiral de sexo indiscriminado. Me marqué el objetivo de follar con la mayor cantidad de hombres que pudiese; en medio año follé con más de cien; lo conseguí porque a veces decía al hombre con el que quedaba que llamase a amigos suyos, una noche me follaron siete hombres, fue genial, me sentí muy bien.

A mi regreso a Madrid volví con mi novio, pero fue muy aburrido porque no me gustaba su manera de follarme. Me marqué el objetivo de encontrar al hombre que me supiese follar, lo que me llevó a follar con unos pocos, más de cien en cuatro años. Encontré a ese hombre en la fiesta de cumpleaños que mi amiga Rocío celebró en una casa de campo.

–Ven, te voy a presentar a un compañero de trabajo –me dijo Rocío–. No sé si te gustará, es muy tímido.
–Yo le espabilo rápido.
–No seas puta.
–Me pides un imposible.

Cuando nos presentaron noté que saltó la chispa entre nosotros. De inmediato me sentí atraída por David, quería tener sexo con él. Y él conmigo, lo noté en su mirada.

–David, me han dicho que eres muy tímido.
–Eso lo dice Rocío porque no quiero tener sexo con ella.
–¿Por qué?
–Es compañera de trabajo.
–Yo no soy compañera de trabajo.
–¿Me estás pidiendo sexo? Nos conocemos desde hace veinte minutos.
–Los tímidos sois muy buenos en el sexo. Podemos follar y mucho más.

Nos fuimos a uno de los dormitorios.

–Como soy muy tímido querrás llevar la iniciativa, ¿verdad?
–Espero que me sigas el ritmo.
–Empieza, que a lo mejor te llevas una sorpresa y me pides repetir.
–¡Vaya! No eres tan tímido –le dije a David a la vez que le metía la mano derecha en sus pantalones.
–A los tímidos nos gustan las mujeres muy putas. Si me demuestras que eres muy puta te follaré como nunca te han follado.

De tanto frotarle la polla no le cabía en el slip. Le desabroché los pantalones, se los bajé, le bajé el slip y su polla se levantó golpeando mi cara. Me puse de pie, apreté la polla dura de David entre mis muslos, me besó los labios, introdujo su lengua en mi boca.

–¿Qué cosas te apetece hacer con mi polla?
–De todo. Vas a alucinar. ¿Qué cosas te apetece con tu lengua?
–De todo. Vas a alucinar.

Desnudé a David, él me desnudó; nos besamos y acariciamos; empecé a masturbarle y él a excitar mi sexo; nuestras lenguas se tocaron. Gateamos sobre la cama en sentidos opuestos, él se tumbó boca arriba, yo boca abajo sobre él; agarré su polla y empecé a chuparla; abrió mi sexo con sus dedos y empezó a chuparlo; su polla estaba dura como una barra de acero, mi sexo tan caliente como un volcán. Nos sincronizamos a la perfección; cuanto más chupaba yo, más me chupaba él, introducía su lengua en mi sexo y excitaba mi clítoris hasta ponerlo al rojo vivo; en unos minutos me puso al borde del orgasmo; entonces me aferré a su polla con todas mis fuerzas y se la chupé con avaricia y él presionó mi clítoris con tanta intensidad que un orgasmo recorrió todo mi cuerpo.

–No te muevas. Quiero tu polla dentro de mi sexo.

Me arrodillé sobre David en arco de triunfo, agarré su polla dura y la deslicé dentro de mi sexo. Empecé a cabalgar con su polla tocando mis entrañas, quería que la penetración fuese profunda, y lo estaba consiguiendo. A veces me inclinaba hacia David para que acariciase y besase mis pechos y mis pezones; otras me echaba hacia atrás y yo frotaba mi clítoris tan deprisa y con tanta intensidad como era capaz. Un segundo orgasmo agitó mi cuerpo y me desvanecí sobre David, que me abrazó.

Follamos por segunda vez. David sobre mí deslizando su polla dura dentro de mi sexo y besándome en el cuello, en las mejillas y en los labios, y diciéndome cosas bonitas: “te deseo”, “¡qué bonita eres!”, “me gustas”, “me gusta follar contigo”… Abracé a David y le atenacé con mis piernas.

–Fóllame como quieras.

David deslizó su polla hasta el fondo de mi ser, a la vez que me daba un beso cálido. Se puso de rodillas entre mis piernas abiertas, cogió su polla, y con su polla jugó con mi sexo. Me dio golpecitos con su polla en mi sexo, en mi clítoris, la deslizaba apenas un poco dentro de mi sexo, la sacaba y la volvía a meter, presionaba mi clítoris con su polla; sentir esa presión me llevó  al tercer orgasmo.

–Quiero tu polla, la polla que me ha vuelto loca de placer.

David se acercó a mí, de rodillas en arco de triunfo. Agarré su polla, empecé a masturbarle y chuparle la polla. Sentir su polla dentro de mi boca como antes dentro de mi sexo me hizo feliz. Le masturbé y chupé la polla más y más deprisa hasta que sus gemidos me demostraron que estaba a punto de correrse, y se corrió. Su semen cubrió mi cara y llenó mi boca.

Quedamos más días, todos tuvimos sexo. Ahora David es mi pareja porque me sabe follar.
 

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