lunes, 21 de enero de 2013

CHICA MALA



Tuve que ser una chica mala para ser feliz. Me llamo Noelia. Me inspira Kelly Norton.

Desde que cumplí 16 años soy una mujer activa en el sexo sin ningún prejuicio ni límite. Empecé a practicar sexo con mis compañeros del instituto y en discotecas de alterne en las que me colaba con mis amigos mayores de edad. Follaba, follaba mucho, porque me gusta follar. Antes de cumplir los 18 años follé con más de 100 chicos y también tuve mis líos lésbicos, habré estado con más de 20 chicas.

Sin embargo, el día que cumplí 18 años mi vida sexual cambió. Ese día, hace cuatro meses, David y yo estábamos solos en casa. Salí de mi habitación atraída por el sonido del televisor. David estaba en el sofá viendo una película porno y masturbándose.
Me acerqué a David sin que me oyese.

-David, no te asustes. Llevo unos minutos viendo como te masturbas y me he excitado.
-No sabía que estuvieses en casa.

David soltó su polla erecta. Nunca había visto una polla como la suya, una polla fabulosa, con la que soñamos todas las mujeres.
Me senté junto a David.

-¿Por qué te masturbas? ¿Acaso no tienes bastante con el sexo que te da mi madre?
-Tu madre es muy fría. Parece mentira que tenga 40 años. Su sexo tenía que pedir guerra todos los días y nunca hemos follado más de tres veces a la semana.
-¿No sería mejor que tuvieses una amante joven con la que tener sexo todos los días? –pregunté a David, y le agarré la polla.

David se quedó sorprendido. Imagino que no esperaba que su hijastra, quince años más joven, le estuviese proponiendo ser su amante.
Empecé a masturbar a David.

-¿No dices nada? –pregunté a David.

David me miró con ojos de deseo. Me desnudó con la mirada.
Me puse de rodillas delante de David, besé su polla, lamí su polla, me metí su polla en la boca. Cuanto más chupaba la polla de David, más se excitaba él y más me excitaba yo. Me sobraba la ropa: me quité la blusa; mis pechos al aire. Volví a chupar la polla de David con más ganas. Era feliz con la polla de David en la boca.

-Noelia, para –dijo David.
-¿Por qué? ¿No te gusta como te chupo la polla?
-Sí, me gusta mucho.
-Entonces, ¿qué te pasa?
-Quiero meter la lengua en tu sexo, y luego la polla. Quiero comerte el sexo y luego follarte. Lo deseo desde hace años. Me masturbo pensando en ti. Quiero follarte, quiero follarte.

Me puse de pie, me quité la falda; David me quitó las braguitas transparentes.
David besó mi sexo, lo abrió con los dedos y pasó la lengua por todo mi sexo. Cuando sentí su lengua en el clítoris gemí. David jugó con mi sexo con sus dedos, sus labios y su lengua. Mi excitación aumentó, tanto que un orgasmo agitó mi cuerpo. No caí al suelo porque me apoyé sobre los hombros de David.

-Fóllame, fóllame, por favor, fóllame –le pedí a gritos.

David obedeció. Me sentó sobre la mesa del salón, me abrió de piernas, agarró su polla erecta y la deslizó dentro de mí sexo. Sentí toda su polla dentro de mí, sus embestidas, sus caricias en mis pechos, su lengua en mis pezones. David me follaba como ningún hombre me había follado.

-Seguro que quieres otro orgasmo –dijo David.
-Sí, sí, sí.

David empezó a presionar mi clítoris con su polla, tanto que sentí otro orgasmo.

-Noelia, ¿quieres más?
-Sí, quiero más.
-¿Qué quieres?
-Quiero tu polla en mi boca.

Me puse de rodillas delante de David. Le chupé la polla y le hice una paja a todo ritmo.

-Noelia, sigue, sigue, por favor.

Obedecí. David se corrió a chorros sobre mi cara y mis pechos. Me metí la polla de David en la boca y sentí en el paladar un último chorro de su jugo delicioso.

A los tres meses de nuestra primera experiencia sexual mi madre nos sorprendió follando. Nos echó de casa; a mi me llamó puta y zorra.

David y yo seguimos juntos. David me llama chica mala, gatita, putita, lo que me excita. David y yo seguimos follando y no nos cansamos de follar.

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